El Camino al Parque Nacional Patagonia

Arturo y Sabrina llegan un día jueves del verano al aeropuerto de Balmaceda, tomando de inmediato un transfer a Coyhaique. Ahí deben conectar con el bus que los lleva hasta el mayor lago de la zona, conocido como General Carrera en Chile y con el nombre de Lago Buenos Aires en Argentina. La idea del viaje nació de Sabrina, que es montañista, contactándose con Patagonia Huts, para realizar un curso corto de escalada tradicional y que combinan con caminatas en el Parque Nacional Patagonia. Convenció a su marido Arturo a unirse al viaje para cargar pilas y así darle el puntapié inicial a su proyecto de una empresa de estudios de mercado que están emprendiendo, a su regreso al trabajo.

Ya con una hora en el bus, ven el Cerro Castillo y Sabrina le explica a Arturo todo lo que están viendo. Mientras la escucha, sin decirlo, él no deja de pensar qué tan duro será el trekking que van a hacer juntos por varios días. Una media hora más tarde, tienen la primera vista del lago de color esmeralda y que en horizonte se ve inmenso. Aumentando sus expectativas sobre lo que encontrarán en Chile Chico en la noche. La comunidad desde la que se accede al parque y de la que los separa el cruce en el ferry.

 

Escapada de Escalada Limpia (Tradicional) en el Cerro Colorado

En la tarde del día siguiente, Sabrina, una escaladora deportiva 5.11, está en frente del Cerro Apidame o Colorado. Una muralla basáltica muy cercana a Chile Chico, de 5 largos en su lado más alto y que es conocida en la Patagonia por su micro-clima soleado que siempre la transforma en una alternativa de escalada confiable al Chaltén, de que la separa un bus que llega a la comunidad de Los Antiguos. El programa de escalada consiste en acampar, junto a su guía Andrés y otros 3 compañeros, que se han escapado unos días de su rutina para iniciarse en la escalada tradicional o clásica. Que le llama la atención a Sabrina por considerarla más respetuosa con el medio medioambiente, al ascender sobre paredes limpias de seguros.

Entusiasmada en la muralla y confiada en su experiencia, Sabrina se lanza en un par de rutas largas colocando protecciones marginales y resbalando en sus intentos. Pepe, su cordada, que sí había internalizado las instrucciones del guía, reacciona. Asegurándola ahí, en cada momento. Ya en el atardecer, cansada y un poco frustrada en la conversación con Andrés, le resuena con fuerza la frase taoísta que “del cuidado nace el coraje”. Como su mantra y la actitud que hay que tener cuando te das cuenta de que, para esta técnica, la demanda psicológica es mucho mayor que para la misma escala de dificultad de la escalada la deportiva.

En la mañana, junto a Pepe deciden subir por una ruta que ellos mismos vieron, que no parece tan expuesta y que según Andrés no había sido encadenada antes. Con toda la energía matinal, se ponen en marcha leyendo bien dónde asegurarse y descansar, hasta que Sabrina llega a un punto donde ya no hay más que subir…

En un rato, ya están de regreso en el patio del Campamento Ñandú, su base en Chile Chico, comen pastas y hacen planes en conjunto. Mientras Sabrina no para de mirar el pequeño muro de escalada del hostel, ansiosa como no lo estaba hace tiempo de que llegue el otro día para pulir su posición de mínimo esfuerzo en el boulder…

Conociendo Chile Chico y el Valle Lunar de la Patagonia

Arturo, mientras Sabrina está en el Cerro Apidame, decide acompañar a Juan el administrador del Campamento Ñandú, a comprar. Van a la primera de las tres vistas de su viaje a Chile Chico, a ver con sus propios ojos el Mirador del Cerro las Banderas, para aclarar de una vez que no es un tramo de la Muralla China perdido al otro lado el mundo, como Arturo bromea. Ahí conoce la razón de la línea recta que divide a el Lago marcando la frontera, como de la historia natural del paisaje. Con ganas de conocer más de los huertos que se ven rodeando el pueblo, van por frutas y verduras. En el lugar, además de enterarse de los sus atributos nutritivos conversando con los pequeños productores, Juan que es ingeniero mecánico, le explica que estos alimentos son el futuro, al tener una mínima huella ambiental en relación a alternativas. Las que se producen con impactos ambientales que termodinámicamente no son reversibles y que no se incorporan en los precios, siendo incluso son más caros.

Al atardecer, llega la hora del moon walking para Arturo. Va al Valle Lunar, con un paisaje, pinturas rupestres «psicodélicas” y sus formaciones rocosas que te llevan realmente a otro planeta. El ascender a esa zona desde el área de estacionamiento a unos 30 Kms del pueblo, de verdad le sirvió para reducir su ansiedad sobre el desempeño en el trekking en el Parque Patagonia. La que no es un rollo personal, ya que una endocarditis infecciosa en su corazón, que sufrió el año anterior, dejándolo muy debilitado y en plena pandemia. Al día siguiente totalmente recuperado, aprovecha de ir en bicicleta a Los Antiguos y se mandan la tallarinata con Sabrina con el grupo de montañistas al atardecer…Mucho más tranquilo para lo que viene…

Trekking en el Parque Nacional Patagonia

Finalmente llega el día en que realizarán la Travesía Pathfinder por la parte norte y más salvaje del parque. Donde sólo se puede ir con Patagonia Huts que construyó un par de refugios o huts para poder explorar esa zona. En la entrada al parque, la Laguna Jeinimeni, se colocan las mochilas con poco peso al estar las carpas y la mayoría de la comida ya en los huts. Andrés les muestra a lo lejos el Paso la Gloria, una pequeña cima a la que deben llegar y da el vamos!

Arturo, más que feliz, trata de disimular su nerviosismo y se pone en marcha. Sorprendentemente ascienden al paso y sin casi darse cuenta han vadeado el primer río y subido lenta, pero constantemente, el único sendero empinado hasta el punto más alto de todo el recorrido. Ahí ven el Valle Hermoso, la imagen que conocían del parque. El grupo de 6 y 2 guías, descansa mirando el valle, hasta que Andrés nuevamente muestra a lo lejos a dónde van. Arturo, se pone la mochila, respira y toma la mano de Sabrina.

La caminata sigue por cauces de ríos rodeados de bosque, hasta que el paisaje cambia a uno de montaña con acarreos de piedra. Donde están aún los glaciares que los formaron. Repentinamente se abre nuevamente un bosque encontrándose con el Hut Glaciar luego de 8 horas. Arturo no lo puede creer. Está cansado, pero fascinado con el lugar. Están calefaccionados mientras cocinan e incluso toman una ducha con agua caliente. Tarde, cuando ya se mete al saco en su carpa, piensa que todo o que necesita realmente está en el refugio y en su mochila.

En la mañana del día siguiente, se mueven lentamente preparando la ascensión hasta el glaciar. Suben la montaña y en el inmenso macizo de hielo, Arturo se olvida totalmente de sus preocupaciones, escuchando a Andrés como describe su retroceso, mientras practica técnicas de alta montaña toda esa tarde.

La conversación sigue hasta el otro día, al continuar el viaje por el sendero que era una antigua ruta de pioneros, como de contrabando de ganado. Todos captan que ese hielo es realmente el corazón del parque y de toda la vida en los valles. Ven como el agua que de ahí nace, hace cambiar todo el entorno a su alrededor, pasando por humedales y bosques cuya vegetación ya ha ocupado todo lo que el hombre había hecho para circular y criar ganado pocos años atrás.

Llegando al Hut Renoval, en medio de un bosque de Coihues y en el punto realmente más lejano del parque, se enteran que el camino construido sólo en los años ’90 y las nuevas lógicas del comercio, cambiaron totalmente el tipo de trabajos y las oportunidades de ganarse la vida de la gente. Cayendo esta ruta en el olvido. Arturo y Sabrina, son golpeados al percibir en la práctica lo rápido que pueden cambiar nuestras vidas y cómo debemos regenerarnos para afrontar los cambios. Esta vivencia, es un despertar que los motiva al máximo para hacer las cosas bien con su nuevo proyecto empresarial, como una analogía a la creación del Parque Nacional que ha pasado a ser una fuente de oportunidades para proteger la naturaleza y realmente para un futuro sostenible en la Patagonia.

La Carretera Austral

De regreso en el Campamento Ñandú, conocen al Gato. Un guía patagón de tomo y lomo, que los llevará a su último destino del viaje al día siguiente: las Capillas de Marmol. Pero no antes de comer un asado de Cordero Patagón en el Hangar – El quincho del hostel con su fogón que es un ala de avión- Mientras la conversación, las risas y el vino fluyen en la comida, Arturo y Sabrina saborean el valor de esos alimentos, sintiendo que han comenzado a transformar su mundo a través de esta experiencia. Un camino concreto para afrontar los cambios globales, siendo muy activos a nivel local, priorizando la circularidad de los bienes que compran, la fuente y uso de la energía, viendo en forma preventiva su salud a través de la actividad física y alimentación, preservando y estando ellos en la naturaleza.

La fiesta dura horas…con la melancolía del final de un viaje que se acerca. Al despertar, El Gato se los lleva por la carretera bordea el lago General Carrera, una de las rutas escénicas de la Patagonia, hasta las capillas de mármol para navegar por las aguas de profundo color turquesa y que se refleja tenuemente en las extrañas formaciones rocosas marca el final de su viaje …

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Programa Temporada 2022-2023

Hemos programado el calendario de actividades, de forma que puedes combinar una experiencia única como la de Sabrina y Arturo, iniciando tu viaje el 26 de Enero y finalizando el 6 de Febrero 2023